lunes, 14 de marzo de 2016

POLENTA CON CALCOTS, HUEVOS Y CABALLA





















Seguimos con cocina de fusión y en este caso vamos a mezclar la cocina italiana ( la polenta ) con la cocina española de temporada  ( los calçots ) añadiremos algo tan nuestro como un huevo frito y unas caballitas, dándole a todo un toque con un poco de salsa romesco.

Nos queda un plato muy completo cuyo resultado va a ser de un sabor espectacular y muy completo para cualquier cena o como plato único en una comida.

Deberíamos comentar algo sobre la polenta, comida que nació en el norte de Italia y que después se difundió por muchos países. Nace como cocina de pobres pero poco a poco se empieza a revalorizar hasta conseguir que este plato hoy en día sea muy considerado y se empleen elaboraciones muy trabajadas con ella y se combine con grandes productos como la trufa, las setas, los quesos, etc.

Vamos a tomar este plato con un vino blanco de la denominación de origen Ribeiro que creemos que va a combinar perfectamente con esta receta que aunque es bastante contundente, lleva unas caballitas que la aligeran.

INGREDIENTES:

1 Lata de caballitas en aceite de oliva
calçots
4 Huevos
200 Gr. Harina de maíz precocida (Polenta)
Sal
Caldo de verduras
Aceite de oliva virgen extra

Salsa Romesco

20 Almendras
10 Avellanas
1 Ñora
1 Cabeza de ajos
Pan o galletas maría
4 Tomates
Aceite de oliva virgen extra
Vinagre de vino blanco
Sal

PREPARACION:

Limpiaremos los calçots quitando las primeras pieles y la parte final verde y los lavaremos bien para eliminar cualquier resto de tierra.

Los pondremos en una bandeja de horno sobre un papel de plata aliñándolos con sal y aceite de oliva virgen extra y los dejaremos en el horno cocinándolos a 160 grados hasta que estén listos, aproximadamente veinte minutos pero lo importante según su tamaño es ir vigilando su estado de cocinado.

Una vez cocinados, quitaremos la primera piel de cada uno de ellos y estarán listos para emplatar.

Pondremos el caldo de verduras, que lo teníamos preparado de un puré que habíamos hecho el día anterior, a razón de dos veces y media más que de polenta, en una cazuela a hervir y en ese momento iremos añadiendo la polenta en forma de lluvia muy despacio y disolviéndola muy bien para que no se formen grumos. La dejaremos cocinando dos o tres minutos, aliñando con sal y pimienta lo que haga falta y ya la podemos retirar del fuego.

Prepararemos unos huevos fritos en aceite de oliva virgen extra muy caliente a los que daremos un toque de sal.

Emplataremos el conjunto colocando la polenta con un aro, los dos calçots,  dos caballitas escurridas de la lata y un huevo frito, daremos a todo el conjunto un toque con aceite de oliva virgen extra y un poquitín de salsa romesco que vamos a poner la receta que hemos descrito en otros platos que la hemos utilizado.

En este plato me gusta mezclar todos los componentes y junto con la salsa romesco y así se consigue la unión del sabor del conjunto.

Para preparar la salsa romesco que ya le hemos comentado en otras recetas nuestras.

Pondremos en el horno durante unos minutos los tomates y la cabeza de ajos para que se cocinen, mientras tanto freiremos en aceite de oliva una rebanada de pan (podríamos sustituir la rebanada de pan por 4 galletas maría cortadas, lo dejamos a vuestra elección), procediendo después a ponerla sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

Abriremos la ñora  por la mitad y la pondremos en agua durante 12 horas para que se hidrate, aprovechando en ese momento la carne de su interior.

En un mortero machacaremos las almendras y las avellanas. Posteriormente colocaremos en un vaso de batidora, los tomates y los ajos limpios ya cocinados en el horno, la rebanada de pan en trozos o las galletas maría, la carne de la ñora, el contenido del mortero con las almendras y las avellanas y añadiremos aceite de oliva virgen y vinagre de vino blanco en proporción doble del primero , pero teniendo cuidado y probando según la fuerza del vinagre. aliñaremos con un poco de sal y un poco de pimentón dulce, batiendo un poco posteriormente. Lo dejaremos atemperar hasta que se lo añadamos al plato.

Todo este proceso puede hacerse directamente en el mortero pero resulta más largo aunque si con mejor resultado en su textura y sabor.

























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