lunes, 24 de noviembre de 2014

RESTAURANTE KILO - BARCELONA

No acostumbramos a comentar restaurantes que no estén relacionados con el mundo de las conservas de pescado y marisco, pero en este caso si que creemos oportuno comentar nuestra comida allí, así que aquí os contamos un poco nuestra experiencia, muy buena.

Cuando por la mañana nos planteamos ir a Barcelona, enseguida empezamos a pensar y buscar sitios donde ir a comer, la oferta gastronómica es muy amplia y había que centrar que preferencias queríamos para aquel día.

Queríamos tranquilidad, comodidad, buena cocina y buen servicio, pero también algo novedoso, innovador y a ser posible que estuviera cerca del barrio de Gracia.

Después de barajar varias posibilidades, por referencias y comentarios que habíamos leído en las redes sociales, nos decantamos por el restaurante KILO en la calle Balmes y puestos a ello llamamos para reservar, menos mal porque cuando llegamos estaba lleno.

Nuestra primera impresión al llegar al exterior del restaurante fue de encontrar un lugar sencillo, acogedor y diferente. Nos ocurre que en muy buenos restaurantes la impresión del exterior es de lugares fríos sin personalidad, que no invitan a entrar, en el caso de KILO, la decoración y el ambiente empiezan por fuera y eso ya es una buena señal de lo que nos vamos a encontrar dentro





Una vez dentro del local, muy rápidamente nos acompañaron a la mesa reservada, dejándonos unas tablas madera con pinza con la carta, una forma muy original de presentarla, donde en la primera hoja se leía la política de principios del restaurante en forma de lámina, con un mensaje muy claro y un texto en el que explican que su cocina se basa en el producto y su objetivo es hacer feliz a quien la prueba, y por ello recorren mercados, pueblos y ciudades en busca de los mejores ingredientes para hacer la mejor cocina.






























Rápidamente nos dimos cuenta quien estaba detrás del diseño de la imagen del restaurante, una empresa muy conocida y que actualmente es puntera en diseño y ilustración con mensajes positivos en España, Mr Wondeful.

Nos indicaron que el secreto de este restaurante era a ser posible compartir los platos, ya que son de medias raciones y muy apropiados para tomar un poco de cada uno de ellos y así lo hicimos, pidiendo 6 platos para las tres personas que estábamos, cuatro de la carta y dos de los que habían realizado en el día y nos aconsejaban por su frescura y calidad.

Los platos que tomamos fueron los siguientes: Rebollones a la plancha; ensalada de burrata, rúcula, naranja y piñones; ventresca de bonito con mayonesa de soja; Huevos rotos con queso manchego, arroz cremoso de gambas y setas  y secreto de cerdo ibérico con castañas y chalotas. Además, pedimos pan de coca con tomate para acompañar.

En muy pocos minutos los platos empezaron a salir reposadamente para degustarlos con tranquilidad pero sin pausas excesivas, el tiempo justo para saborear, comentar y continuar con este festival de gastronomía.

La ensalada resulto un plato muy fresco y sabroso, sencillo pero con mucho sabor. Luego pasamos a los rebollones, un clásico donde lo más importante fue el producto, de máxima calidad, muy fino, cocinado en su punto, un diez.












































Después tomamos los huevos rotos, un plato que siempre triunfa, y más si es con un queso tan bueno como el que tomamos. A continuación, degustamos uno de nuestros platos favoritos del día, una ventresca de bonito, cocinada en su punto justo y buenísima, aderezada con una mayonesa de soja que tenía un sabor muy especial, con matices incluso cítricos, muy recomendable. Nosotros probaremos a prepararla en casa, a ver si nos sale.












































Para seguir, tomamos un arroz cremoso, tipo rissoto, con gambas y setas, que recogía de forma magistral ambos sabores, del mar y de la montaña, y daba como resultado un plato con sabores sencillos pero intensos, muy bueno. También tomamos un plato de presa ibérica, con castañas y chalotas, con un sabor muy otoñal, de campo, y con la carne jugosa, en su punto, sobresaliente.












































Como punto final pedimos una ruleta de postres, con una porción pequeña de cada postre que tienen en la carta,  con coulant de ferrero rocher, tarta de queso, cremoso de platano y tatin de manzana. Fue una buena elección porque pudimos probar todo, por supuesto buenísimo.






























Podemos decir que fue una experiencia buenísima. Este restaurante representa muy bien la idea que nosotros tenemos de hostelería, innovadora y detallista en la decoración y la estética, cuidando el servicio y manteniendo la preocupación por encontrar un buen producto fresco local.

En resumen, nos quedamos con uno de sus mensajes, COME Y BEBE, QUE LA VIDA ES BREVE.

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